¿Qué es el brainrot?

¿Sabías que Oxford catalogó «brainrot» como la palabra del 2024? Y sí, el término es perfecto para describir esa sensación de que tu cerebro se derrite después de horas pegado a la pantalla. Pero no es solo una percepción: este fenómeno es real y está afectando a miles de personas, especialmente a los menores de 30 años, que consumen contenido digital sin pausa.

Hoy, todo está diseñado para que lo procesemos lo más rápido posible, incluso lo que consumimos con los ojos. Desde videos de segundos hasta titulares alarmistas, nuestro cerebro está siendo entrenado para responder a estímulos constantes. Y aquí es donde entra el doomscrolling: ese hábito de desplazarse sin parar por noticias negativas en redes sociales, atrapándonos en un ciclo de ansiedad y desesperanza.

Es aquel que consume tu atención sin aportar valor real, generando una sensación de embotamiento mental y disminución de la capacidad de concentración. Se trata de información fácil de digerir, altamente adictiva y generalmente superficial.

En pocas palabras, no te deja nada útil, pero aún así, sigues consumiéndolo por inercia.

🔴 Corto y rápido → Está diseñado para consumirse en segundos, como videos de TikTok, Reels o Shorts.

🟡 Repetitivo y sin profundidad → No aporta conocimiento significativo, solamente mantiene tu atención.

🔵 Altamente adictivo → Usa estímulos visuales y auditivos intensos para engancharte (luces, sonidos llamativos, cortes rápidos).

🟢 Diseñado para viralizarse → Prioriza entretenimiento sobre educación o reflexión.

No es solo una cuestión de distracción. Investigaciones han demostrado que el consumo excesivo de contenido superficial o negativo tiene un impacto directo en nuestra salud mental y en la estructura del cerebro. Aquí algunos efectos clave:

Estudios han revelado que la adicción a las redes sociales puede estar asociada con una disminución de la materia gris en la corteza prefrontal, la parte del cerebro encargada de la toma de decisiones, el control de impulsos y la resolución de problemas.

Las plataformas digitales están diseñadas para activar constantemente la liberación de dopamina, la hormona del placer. ¿El problema? Esta estimulación constante nos hace adictos a contenido rápido y efímero, volviéndonos menos sensibles a experiencias que realmente deberían generar satisfacción.

TikTok, Reels, Shorts… estamos expuestos a estímulos cada vez más breves, lo que está reduciendo nuestra capacidad de concentración. Antes podíamos leer libros enteros, ahora apenas podemos terminar un artículo sin distraernos con una notificación.

El consumo excesivo de contenido superficial afecta la consolidación de la memoria. Es decir, cada vez nos cuesta más retener información importante porque estamos entrenando al cerebro para procesar datos fugaces sin profundizar.

El doomscrolling activa el sistema límbico (el encargado de las emociones) y la amígdala (relacionada con el miedo), lo que nos mantiene en un estado de alerta constante. Esto genera ansiedad, afecta la calidad del sueño y contribuye a la depresión.

Existen varios factores psicológicos que explican por qué el brainrot y el doomscrolling son tan difíciles de evitar:

🔴 Sesgo de negatividad: Nuestro cerebro está programado para prestar más atención a la información negativa. Es un mecanismo evolutivo que nos ayudaba a sobrevivir, pero hoy solo nos satura con malas noticias.

📱 Miedo a perdernos algo (FOMO): Queremos estar al día con lo que pasa en el mundo, pero esta necesidad nos hace revisar compulsivamente el teléfono, aunque el contenido nos haga sentir peor.

🛠️ Búsqueda de control: En tiempos inciertos, algunas personas consumen en exceso noticias negativas creyendo que así estarán mejor preparadas. Irónicamente, esto solo aumenta la sensación de impotencia.

Si sientes que tu cerebro está atrapado en este patrón, aquí hay algunas estrategias para desintoxicarte digitalmente:

✅ Establece límites de tiempo: Usa herramientas como temporizadores o apps de control de pantalla para regular el uso de redes sociales.

✅ Desactiva notificaciones: Menos alertas, menos distracciones, menos ansiedad.

✅ Haz actividades offline: Lee un libro, haz ejercicio, socializa sin pantallas.

✅ Practica mindfulness: La meditación y la respiración consciente ayudan a reducir el estrés y mejorar la concentración.

✅ Filtra tu contenido: No todo lo que aparece en redes sociales aporta valor. Sigue cuentas que realmente te nutran en vez de consumir información negativa sin control.

El brainrot y el doomscrolling son consecuencias del ecosistema digital en el que vivimos, pero no significa que no podamos tomar el control. Si sientes que tu concentración ha bajado, que tu ansiedad ha aumentado o que pasas demasiado tiempo pegado a la pantalla, es momento de hacer un cambio.

👉 Haz la prueba: Mide cuánto tiempo pasas en redes sociales al día y pon un límite. Luego, observa cómo te sientes después de una semana. Te sorprenderá la diferencia. 🚀